Breve catecismo sobre el sedevacantismo

En este pequeño catecismo sobre el sedevacantismo, intentaremos explicar clara y concisamente las principales dudas respecto a este tema, pues la desinformación puede tener graves consecuencias.

¿Qué es el sedevacantismo?

El sedevacantismo es la teoría de aquellos que afirman que los Papas más recientes, es decir, los Papas del Concilio Vaticano II, no han sido realmente Papas. Por consiguiente, la Sede de Pedro no está ocupada. Esta corriente de pensamiento se expresa en latín mediante la fórmula sede vacante.

¿Cuál es el origen de esta teoría?

Esta teoría fue concebida en reacción a la gravísima crisis que la Iglesia ha experimentado desde el Concilio, una crisis que Monseñor Lefebvre denominó con justicia “la tercera guerra mundial”.  La causa principal de esta crisis ha sido la negligencia de los Pontífices Romanos, quienes enseñan o permiten que se difundan graves errores que tienen que ver con el ecumenismo, la libertad religiosa, la colegialidad, etc.

Los sedevacantistas creen que un verdadero Papa no puede ser responsable de una crisis de este tipo y, en consecuencia, no los consideran como Papas “reales”.

¿Están los sedevacanstistas de acuerdo entre sí?

No, por el contrario. Existen muchas posturas diferentes. Algunos opinan que, como la Silla de Pedro está vacante, alguien debería ocuparla, y para este fin han elegido un “Papa”. Este es el caso de la secta de Palmar, en España. Entre aquellos que no van tan lejos, existen distintas corrientes. Algunos creen que el actual Papa es un anti-papa, otros que sólo es Papa parcialmente, un Papa materialiter pero no formaliter.

Algunos sedevacantistas consideran su postura como una “opinión posible”, y aceptan recibir los sacramentos de manos de sacerdotes no sedevacantistas, mientras que otros, llamados “ultra” por el Padre Coache [1], piensan que se trata de una cuestión de fe, y se rehúsan a asistir a las Misas donde los sacerdotes rezan por el Papa. Pero lo que sí es común entre todos los sedevacantistas es que no están de acuerdo en que se rece públicamente por el Papa.

¿Qué significa que el Papa sea materialiter?

La principal dificultad del sedevacantismo radica en explicar cómo es posible que la Iglesia pueda seguir existiendo de forma visible (pues ha recibido la promesa de Nuestro Señor de que perdurará hasta el fin del mundo) si se le despoja de su cabeza. Los partidarios de la llamada “Tesis Cassiciacum” [2] han ideado una solución bastante astuta: el actual Papa fue designado válidamente como Papa, pero no recibió la autoridad papal porque existía un impedimento interno (la herejía). Entonces, de acuerdo a la teoría, el Papa puede actuar en ciertos modos para el bien de la Iglesia, como, por ejemplo, para designar cardenales (quienes, a su vez, son cardenales materialiter), pero no es realmente Papa.

¿Qué hay que pensar de esta solución?

Para empezar, esta solución no está basada en la Tradición. Aquellos teólogos (San Cayetano, San Roberto Belarmino, Juan de Santo Tomás, etc.) que han analizado la posibilidad de un Papa herético nunca concibieron una teoría de este tipo. Además, esto no resuelve la principal dificultad del sedevacantismo, a saber, cómo puede la Iglesia seguir siendo visible si los papas, cardenales, obispos, etc., son privados de su “forma”, dejando así a la Iglesia sin ningún tipo de jerarquía visible. Por otra parte, esta teoría tiene algunos errores filosóficos graves porque supone que una cabeza puede ser materialiter, es decir, no tener autoridad.

¿Qué argumentos emplean los sedevacantistas para probar sus teorías?

Utilizan dos argumentos: uno teológico y otro canónico. El argumento teológico consiste en suponer que un hereje no puede ser cabeza de la Iglesia, pero Francisco es un hereje, por lo tanto…

El argumento legal consiste en señalar que las leyes de la Iglesia hacen inválida la elección de un hereje; pero el Cardenal Jorge Bergoglio era un hereje al momento de su elección, por lo tanto…

¿No es verdad que un papa que se convierte en hereje pierde el pontificado?

San Roberto Belarmino dice que un Papa que se convierte en hereje de manera formal y manifiesta perdería el pontificado. Para que eso aplicara a Francisco, tendría éste que ser un hereje formal, rechazando deliberadamente el magisterio de la Iglesia; y esta herejía formal tendría que ser abierta y manifiesta. Pero si lo que Francisco hace es expresar frecuentemente afirmaciones o declaraciones heréticas que conducen a la herejía, entonces no puede demostrarse tan fácilmente que rechaza conscientemente algún dogma de la Iglesia. Y mientras no existan pruebas contundentes, lo más prudente es abstenerse de juzgar. Esta fue la línea de conducta que siguió Monseñor Lefebvre.

¿Si un católico estuviera seguro de que Francisco es un hereje formal y manifiesto, debería entonces concluir que ya no es papa?

No, no debería, porque de acuerdo a la opinión “común” (Suárez), o incluso a la opinión “más común” (Billuart), los teólogos creen que incluso un Papa herético puede seguir ejerciendo el papado. Para que perdiera su jurisdicción, los obispos católicos (quienes por voluntad divina son los únicos jueces en cuestiones de fe, además del Papa) tendrían que hacer una declaración denunciando la herejía del Papa.

La opinión más común dice que Cristo, por una providencia particular, para el bien común y tranquilidad de la Iglesia, continúa proporcionando jurisdicción incluso a un pontífice manifiestamente herético, hasta que llegara el momento en que fuera declarado un hereje manifiesto por la Iglesia. [3]

En una cuestión muy delicada y grave, y no es prudente ir en contra de la opinión común.

¿Cómo puede ser que un hereje, que ha dejado de ser miembro de la Iglesia, sea su líder o cabeza?

El Padre Dominico Garrigou-Lagrange, basándose en Billuart para su razonamiento, explica en su tratado De Verbo Incarnato (p. 232) que un Papa herético, aunque ya no sea miembro de la Iglesia, puede seguir siendo su cabeza, porque lo que es imposible en el caso de una cabeza física es posible (aunque anormal) para una cabeza moral secundaria.

La razón de esto es que, mientras que una cabeza física no puede ejercer ningún tipo de influencia en los miembros sin recibir el influjo vital del alma, una cabeza moral, como lo es el Pontífice Romano, puede ejercer jurisdicción sobre la Iglesia, incluso aunque no reciba del alma de la Iglesia ningún influjo de fe o caridad interior.

En resumen, el Papa es constituido un miembro de la Iglesia por su fe personal, misma que puede perder, pero es la cabeza de la Iglesia visible por la jurisdicción y autoridad que ha recibido, y éstas pueden co-existir con su propia herejía.

Los sedevacantistas basan su postura en la constitución apostólica Cum ex Apostolatus, del Papa Paulo IV (1555 – 1559). Pero algunos estudios han demostrado que esta constitución perdió su validez legal cuando se promulgó el Código de Derecho Canónico de 1917. Ver, por ejemplo, el artículo del P. Albert, O.P., en Sel de la terre, verano del 2000, pp. 67-78. Lo que permanece en vigor de esta constitución es su enseñanza dogmática. Y, por lo tanto, no puede decir más que el argumento teológico que ya hemos examinado.

¿Es verdad que los sedevacantistas afirman tener una confirmación de su teoría en los errores del Concilio Vaticano II y en las perjudiciales leyes litúrgicas y canónicas de la Iglesia Conciliar?

En efecto, los sedevacantistas creen, hablando generalmente, que la enseñanza del Concilio debió haber estado cubierta por la infalibilidad del Magisterio ordinario y universal y, por lo tanto, no debería contener ningún error. Pero, como sí tiene errores, por ejemplo, la libertad religiosa, entonces concluyen que Paulo VI había dejado de ser Papa en ese momento.

En realidad, si se aceptara este argumento, se tendría que decir que toda la Iglesia Católica desapareció entonces también, y que las “puertas del infierno prevalecieron” contra ella, porque la enseñanza del Magisterio ordinario y universal es la misma que la de los obispos, la misma que la de toda la Iglesia.

Es más fácil creer que la enseñanza del Concilio y de la Iglesia Conciliar no está cubierta por la infalibilidad del Magisterio ordinario y universal. Las razones de lo anterior están explicadas en el artículo del Padre Pierre-Marie, O.P., sobre la autoridad del Concilio que apareció en Sel de la terre, "L’autorite du Concile", pp.32-63.

Uno de los argumentos que ahí se exponen consiste en demostrar que el Concilio no presenta sus enseñanzas como “necesarias para la salvación” (lo cual es lógico, ya que aquellos que profesan esto creen que es posible salvarse sin la fe católica). Como esta enseñanza no se impone con autoridad, no está cubierta por la garantía de la infalibilidad. Lo mismo puede decirse sobre las leyes litúrgicas (la Nueva Misa) y las leyes canónicas (el Código de Derecho Canónico de 1983) promulgado por los Papas más recientes: no están cubiertas por la infalibilidad, aunque normalmente si lo estarían.

Pero, ¿no tienen razón los sedevacantistas al rehusarse a nombrar al Papa en la Misa para mostrar que no están en comunión (una cum) con un hereje (al menos materialmente) y sus herejías?

La expresión una cum en el Canon de la Misa no significa que uno afirma estar “en comunión” con las ideas erróneas del Papa, sino más bien que uno quiere rezar por la Iglesia “y por” el Papa, su cabeza visible.

Para estar seguros de esta interpretación, además de leer los estudios de los eruditos realizados sobre esta materia, basta con leer la rúbrica del misal para la ocasión de un obispo que celebra Misa. En este caso, el obispo debe rezar por la Iglesia una cum… me indigno famulo tuo, lo cual no significa que reza “en comunión conmigo… tu indigno siervo” (¡cosa que no tiene sentido!), sino que reza “y por… mí, tu indigno siervo.”

¿No dice Santo Tomás de Aquino que en el Canon no se debe rezar por los herejes?

Santo Tomás de Aquino no dice que no se debe rezar por los herejes (Summa Theologica, III, q. 79, a. 7, ad 2), sino simplemente señala que, en las oraciones del Canon de la Misa, se debe rezar por aquellos cuya fe y devoción son conocidas por Dios (quorum tibi fides cognita est et nota devotio). Dice Santo Tomas: “para que este sacrificio consiga su efecto (effectum habet) aquellos por quienes se reza deben estar “unidos a la Pasión de Cristo por la fe y la caridad”. No dice que rezar por los herejes esté prohibido. Simplemente dice que esta oración no será tan eficaz como lo sería una oración para un católico, y no está contemplada en el Canon.

Lo único que puede sacarse como conclusión de esta afirmación de Santo Tomás es que, si el Papa es un hereje (cosa que aún tiene que ser demostrada), entonces la oración dicha por él no tendrá el efecto previsto, non habet effectum.

En conclusión, ¿qué debemos pensar del sedevacantismo?

El sedevacantismo es una teoría que no ha sido comprobada de manera especulativa, y es imprudente sujetarse a ella prácticamente (una imprudencia que puede tener consecuencias muy graves). Es por esto que Monseñor Lefebvre nunca adoptó esta postura, e incluso prohibió a los sacerdotes de la FSSPX profesarla. Debemos confiar en su prudencia y sentido teológico.

El Padre Muñoz [4] señala que ningún santo en la historia de la Iglesia ha sido sedevacantista, aún cuando ha habido un gran número de ellos que se resistieron abierta y enérgicamente a los errores de un Papa. Hagamos nosotros lo mismo. (Traducido de Sel de la terre, primavera del 2001.)


Notas

1 El Padre Coache (1920-1994), doctor en Derecho canónico, fue el pastor de la parroquia de Montjavoult hasta 1973. Fue uno de los pioneros de la resistencia católica contra la revolución conciliar. El boletín de su parroquia se convirtió en “El Combate por la Fe”, el cual fue ampliamente distribuido, y se publicó hasta su muerte. Organizó junto con Monseñor Ducaud-Bourget el épico diálogo de San Nicolás de Chardonnet en París, Francia, en febrero de 1977.

2.”Cassiciacum” es el nombre del lugar al que se retiró San Agustín con algunos de sus amigos, luego de su bautismo, y donde estudió y profundizó su fe. A finales de la década de 1970, el Padre Guerard des Lauriers, O.P., junto con un grupo de sacerdotes afines, fundó una revista llamada Les Cahiers de Cassiciacumto, que defendía la postura sedevacantista. La “Tesis Cassiciacum” es el nombre dado a la teoría que dice que el Papa es un Papa materialiter pero no formaliter.

3. Billuart, De Fide, Diss, V, a. III, no. 3, obj. 2.

4. De la diócesis de Barcelona, España. Fue ordenado en 1952, y fue el vicario de una parroquia en Barcelona. Junto con algunas mujeres activas en el movimiento llamado Catholic Action, fundó una comunidad religiosa contemplativa llamada el Oasis, cerca de Barcelona. La misión especial de esta comunidad es rezar por los sacerdotes. Después de conocer a Monseñor Lefebvre, a principios de la década de 1970, decidió permanecer fiel a la Misa Traidicional. Monseñor Lefebvre tenía un gran afecto por la comunidad del Oasis, cuyo apostolado consideraba como muy necesario para la Iglesia, y la visitaba a menudo. En octubre del 2000, el Padre Muñoz fundó un segundo Oasis al sur de Francia.

Fuente: District of the U.S.A.