Peregrinación de León y CDMX a Nuestra Señora de San Juan de los Lagos - enero 2023

Fuente: Distrito de México

El pasado fin de semana, del viernes 27 al sábado 28 de enero, se reunieron 33 jóvenes de los Prioratos de León y de la Ciudad de México para realizar una peregrinación especial, a Nuestra Señora de San Juan de los Lagos, Jalisco. De antemano sabían todos que sería una caminata bastante pesada, pues era necesario caminar 75km seguidos en un solo trayecto. 

 

El viernes a las 20:30 hrs., se juntaron todos en la orilla de la ciudad de León, y luego de recibir instrucciones y la bendición del sacerdote empezaron a caminar hacia el segundo santuario más grande de la nación. Entre el rezo del Santo Rosario y pequeñas reflexiones, entre cantos y convivencias, atravesaron los campos jaliscienses durante la noche y el día siguiente. Paso a paso, aunque después de algunas horas empezaron a doler los pies. Ni modo, tenía que ser también una peregrinación de penitencia. 

Todos se asombraron mucho de dos grandes realidades: por un lado, la enorme cantidad de peregrinos que aparte del grupo caminaba también hacia la Virgen de San Juan de los Lagos. Jóvenes y ancianos, mamás empujando carriolas y papás cargando en brazos a sus hijitos, todos marchaban para ver a la Virgen. Pero se preguntaban: ¿por qué querían hacer esta caminata de alrededor de 20 horas con todos los sufrimientos que implica este camino? Al final de cuentas por su fe, porque ¿quién quiere sufrir calor, frío, ampollas, calambres, sin razón alguna? Tiene que haber un motivo grande, tiene que haber en el fondo una fe grande y una devoción profunda hacia la Santísima Virgen María. ¡Qué consuelo para nuestra patria!

La otra realidad era que en muchos lados del camino había personas regalando tortas, frutas, bebidas calientes, hasta pastillas de Ibuprofeno para aliviar los dolores. Qué grande ver la caridad de los conciudadanos. Qué grande ver su comprensión para con los peregrinos.

En la tarde del sábado, al llegar al Santuario, después de 20 horas de caminata, sin más pausas que unos poco minutos, vieron por fin la Basílica de su Madre, a la que ingresaron muy cansados, pero también muy felices. 

Todos estaban de acuerdo en que valió la pena haberse esforzado, haber triunfado sobre sí mismos y haber dado a la Virgen este regalo. Seguro que Nuestra Madre, la Virgen de San Juan de los Lagos, escuchó todas las peticiones que le presentaron ese día.