¿Por qué asistir a un retiro espiritual de la FSSPX?

Fuente: Distrito de México

San Pedro Julián Eymard dejó a la posteridad un gran número de escritos espirituales relativos a la Eucaristía, la Santísima Virgen, San José, etc. El siguiente extracto, tomado del libro titulado In the Light of the Monstrance, en las páginas 212-219, destaca tres ventajas de asistir a un retiro espiritual.

El retiro ofrece tres medios principales de renovación interior:

Primero, purifica el alma del pecado, especialmente cuando hay hábito y apego a él. En el camino que recorre el cristiano a lo largo de su vida, sucede que se levanta el viento y cae un polvo sórdido, ensuciándonos, sin que siquiera lo sospechemos. Al examinarnos con las luces del retiro, descubrimos e identificamos nuestros hábitos de pereza, negligencia, amor propio, arrebatos de ira, etc. Están tan arraigados en nosotros que fácilmente caemos en estas y otras faltas, continuamente y a la menor oportunidad, como si constituyeran una segunda naturaleza. No conocemos sus causas, nunca hemos llegado al origen del mal. Entonces, ¿cómo podemos esperar deshacernos de ellas? Los retiros iluminan nuestra alma, nos permiten revelarnos a nosotros mismos.

La segunda gracia del retiro es una renovación del fervor. Es un verdadero axioma de la vida espiritual que el alma tiende continuamente a escapar de toda piedad, como el fuego que consume y se apaga poco a poco, incluso cuando antes brilló con todo su esplendor, así como en el campo de batalla, cuando la muerte no llega, incluso la victoria nos cansa y agota nuestras fuerzas. Por ello, el vencedor concede un tiempo de descanso a sus soldados, para que recuperen sus fuerzas. Las luchas y obstáculos de la vida espiritual desgastan las fuerzas del alma. Debemos darle un poco de descanso para que pueda revitalizarse. Esto es tanto más necesario para una vida activa, en la que el alma se dedica enormemente a difundir a su alrededor el amor de Dios... somos depósitos, pero pequeños depósitos... si queremos dar a los demás, es necesario obtener suministros de una fuente, de lo contrario corremos el riesgo de quedar atrapados en la sequía. Comencemos por santificarnos a nosotros mismos y entonces podremos santificar a los demás; glorifiquemos a Dios en nuestra alma, entonces podremos glorificarlo a través de los demás.

Finalmente, el retiro prepara a las personas para una gracia mucho mayor que las mencionadas anteriormente: un sentimiento intenso del amor de Dios. En estos días de soledad, Dios se entrega al alma con bondad, gentileza y ternura. Debemos deleitarnos en Dios durante el retiro, para que salgamos fortalecidos y listos para regresar con alegría a nuestras tareas diarias. En su ternura, Dios nos mima como una madre a su hijo. Sin embargo, es triste decirlo, pero somos tan miserables que tenemos miedo de la bondad de Dios, miedo de amarlo demasiado, de sumergirnos en su amor. Todos tenemos miedo de perder nuestra independencia porque ya no podríamos darle importancia al mundo ni a nuestro amor propio... La razón es que si Él nos conquista para siempre, por la fuerza de su bondad, si por una vez su presencia se siente verdaderamente, si por una vez nos hace estallar en lágrimas de amor y de agradecimiento hacia Él, se acabó, ya no somos libres. Hemos caído en la trampa tendida por su amor hacia nosotros y ya no es posible escapar, debemos rendirnos incondicionalmente.